¿Alguna vez has tomado el café recién hecho, sin dejarlo reposar? Normalmente nadie hace eso, ni tú mismo, y si lo haces, sabes perfectamente que te quemarás, ¿No? Pues he hecho eso precisamente con un artículo de una bloguera que me ha envenenado. Me he calmado y me he sentado a escribir días después para darle una vuelta y ver cuál es la cara positiva que podemos sacar de esta situación.
De un vistazo
Hace unos días, hablaba con una empresa de seguridad alimentaria, donde me contaban su preocupación y la de sus clientes por cumplir con el Reglamento vigente sobre la declaración obligatoria de los alérgenos. Esa empresa es una empresa comprometida que resuelve las preocupaciones de sus clientes y, además, se interesan en que sus clientes no solo se queden solo en cumplir la legislación, sino que, además, están barajando que sus empleados reciban una formación de sensibilización para que entiendan toda la tipología de clientes, y es que no es lo mismo un vegetariano o vegano, que tienen esa dieta por decisión propia, a una persona con diabetes, alergia alimentaria o intolerancias.
¿Cuántos alérgenos alimentarios se tienen en cuenta?
Cada vez hay más lugares donde se ofrecen menús especiales para personas con dietas especiales, que, repito, suelen ser por decisión propia. Los menús que se suelen ver son para "vegetarianos o veganos” y algunos “sin gluten” y “sin lactosa”, que son dos de los alérgenos más comunes. Esto me sucedió en un crucero cuando me dieron la “carta especial” y de esa carta seguía sin poder comer nada, porque a mí no me afecta el gluten ni la lactosa, pero sí otros alérgenos que no se contemplan como un “todo”. Y es que es muy difícil tener más de 160 alérgenos alimentarios en consideración (solo 14 son los más comunes y de obligada declaración en España) así que, sería prácticamente como hacer algo solamente para nosotros.
Cada vez más, se da este tipo de casos en los que, ya no es solo retirar “el gluten” o “la leche”. Es que alguien pide sin ajo y sin cebolla, otros sin lactosa (pero luego el helado sí que se lo come) o simplemente una ensaladita mixta. Y es que más allá de los gustos personales están las especificidades de cada persona, que si son por salud, deberían ser más tenidas en cuenta porque, en nuestro caso, NO TENEMOS OTRA OPCIÓN.
¿Es lícito cobrar un suplemento por adaptar cualquier ingrediente de un plato?
La solución que propone un establecimiento es cobrar un suplemento de hasta 10€ por adaptar sus platos, en cualquiera de los casos que el cliente plantee, independientemente a si se debe a salud o no, solo por el hecho de evitar a las personas que realmente no padecen ninguna restricción alimentaria por salud y lo fingen. Dicha solución fue transmitida por este restaurante a una persona influyente en el mundo gastronómico para que diera su opinión, y lo hizo públicamente en el lugar equivocado.
Dicha persona alegaba que no todos los hosteleros nos eligen como su público objetivo y que es responsabilidad nuestra como “enfermos” de no salir a comer fuera para no “provocar un homicidio”, y mucho menos “imponer nuestros supuestos derechos”.
¿Somos una minoría de “enfermos” y debemos de “imponer nuestros derechos”?
En primer lugar, no somos enfermos. Y debes de entender que tenemos el mismo derecho que tú a disfrutar de una comida con nuestros amigos, familia o pareja en las mismas condiciones que cualquier otro comensal. No es responsabilidad nuestra las malas prácticas que hayan tenido otras personas fingiendo una restricción alimentaria para que le hicieran caso adaptando ciertos ingredientes. Tampoco es nuestra responsabilidad el que muchos establecimientos decidan “excluirnos” pensando que somos una minoría y no somos su público objetivo. Déjenme decirle a todas estas personas que un 11% de la población en España padece alergia alimentaria, un 1% es celíaca diagnosticada y que en 2050 se prevee que el 50% de la población tenga alguna alergia alimentaria. Y ¿Sabes qué? Normalmente no vamos a comer solos. Llevamos a todo NUESTRO ENTORNO, que también es tu cliente.
Somos clientes fieles, leales y agradecidos
Los que realmente tenemos restricciones alimentarias, agradecemos mucho cualquier intención de mejorar nuestra experiencia en cualquier lugar, porque estamos acostumbrados al “NO”: “no tengo”, “no puedes”, “no hay” y agradecemos mucho el “Vamos a ver cómo lo podemos hacer”, “Déjame ayudarte” o “Tranquilo, vamos a hacer algo separado para ti”. Ni mis amigos de verdad ni mi familia irían a un sitio donde saben que no puedo comer tranquila, y eso es un punto a favor para el establecimiento que elijamos, porque significa que CONFIAMOS en él, y lo recomendaremos y volveremos.
¿Cuál es nuestra responsabilidad?
Nuestra responsabilidad es AVISAR SIEMPRE al establecimiento del tipo de restricción que padecemos. Por favor, no nos metas a todos en el mismo saco. Si eres vegetariano, ¡estupendo, dilo!, pero no digas que eres alérgico al pescado porque se encienden las alarmas. No esperes a que llegue tu plato para decir que eres alérgico a algo que acabas de ver. Si eres alérgico de verdad, te preocuparías mucho antes. Si puedes llamar antes al establecimiento y consultar con ellos previamente todas tus inquietudes, hazlo, porque puede ser que te encuentres en la tesitura de que no puedan adaptar tu comida por lo que sea y tengas un momento incómodo, cuando debe ser algo agradable. Para facilitar esta tarea de explicar qué tipo de restricción tienes, he creado unas tarjetas que puedes descargar gratuitamente aquí.
También es nuestra responsabilidad visibilizar, concienciar, explicar y fomentar. ¿Qué significa todo eso? Que desgraciadamente no todo el mundo nos va a entender si no lo vive en primera persona. Tienes que saber que nos seguirán tratando de “locos”, porque recuerda que quien lo vivimos somos nosotros por dentro. No se ve, y lo que no se ve no se cree. Ten paciencia explicando qué te sucede y si ves que las cosas se tuercen, no insistas. Hay personas poco empáticas o tolerantes, sobre todo si no tienen casos cercanos. Nadie sabe más que tú sobre lo que padeces o padece tu hijo/-a. Por eso, ayuda a los demás a que sean inclusivos; dales ideas.
Resumen
La opinión pública que ha tenido una bloguera influyente del sector gastronómico frente a la propuesta de un restaurante de cobrar hasta 10€ por adaptar un plato, ha sido una ofensa a toda nuestra comunidad de personas con alergias alimentarias, intolerancias y otras restricciones alimentarias. Muchos de nosotros pensamos que no debemos alimentar esta bola, pero queremos también visibilizar el que esto no es un caso aislado, sino que nos enfrentamos día a día a comentarios de este tipo en cualquier ámbito de nuestra vida. Y es que vivimos con ello, es parte de nosotros y no podemos sacarlo de nuestra vida, por eso tenemos que aprender a convivir con nuestras restricciones de la mejor manera posible.
Siempre existirán personas que proyecten sus carencias y frustraciones frente a otros, y esta vez nos ha tocado ser el cubo de basura equivocado. Solamente queríamos recordar que nosotros no elegimos ser alérgicos, celíacos, diabéticos o intolerantes, pero sí elegimos cómo nos mostramos al mundo. Por favor, ten en consideración que tus gustos culinarios no deben confundirse nunca con patologías como las nuestras, porque perdemos credibilidad. Que no se vean, no significa que no estén ahí. Estamos seguros (y hablo en plural), que este tipo de cosas no sucederían con otros colectivos en los que sus necesidades se ven a simple vista.
Imagina lo que supone lidiar mínimo 3 veces al día con algo que es vital: comer. Pon tu granito de arena en hacer nuestra vida más fácil. No necesitamos que te compadezcas, solo que lo entiendas.
Por cierto, muchas gracias a todas las personas, colectivos y empresas que tienen en consideración nuestras patologías, porque yo por lo menos, estoy dispuesta a pagar más por estar tranquila y segura, pero no por imposición ni por miedo del hostelero, sino porque sé el trabajo que hay detrás (formación, instalaciones adaptadas, exigencia y compromiso con la calidad de los productos).
Un beso sin trazas a todo mi equipo táper.